Por Eline Belgau, Mar Martín Murga e Irene Arrimadas
Revista de Escuelas Católicas. Diciembre 2020. Num.94. Págs. 44 a 47
5. Beneficia la salud
La Sociedad Valenciana de Pediatría recomienda la jornada
partida por un impacto positivo en la alimentación, la frecuencia entre la
actividad física y el descanso, ya nivel de sueño. El alumnado con jornada
continua suele realizar la comida del mediodía más tarde de lo deseable,
aumentando así el riesgo de obesidad infantil. Los alumnos que tienen jornada
partida suelen tener menos deficiencia de sueño nocturno y los que se quedan a
comer en el comedor del colegio disfrutan, además, de una dieta que sigue
pautas nutritivas reglamentarias elaboradas por especialistas.
6. Favorece la
equidad
Por el contrario, la jornada continua agrava la inequidad, dificulta la igualdad de oportunidades y penaliza principalmente a las familias con menos recursos. Mientras que los alumnos de familias más favorecidas participan en actividades extraescolares por las tardes, reciben clases de apoyo escolar o están con sus padres, muchas familias se ven obligadas a dejar a sus hijos a cargo de otras personas (o se quedan solos, cuando son adolescentes), perdiendo hábitos, haciendo más uso de las pantallas, etc., y aumentando así la brecha educativa social.