La Infancia Misionera es una de las cuatro Obras
Misionales Pontificias. Al igual que las otras tres Obras, tiene por finalidad
infundir en los católicos un espíritu universal y misionero. Y a diferencia de
las demás (Propagación de la Fe, San Pedro Apóstol y Pontificia Unión
Misional), la Infancia Misionera, llamada también Santa Infancia, destina todos
sus esfuerzos a los niños. O, para ser más precisos, son los niños los verdaderos
protagonistas de esta Obra. No somos solo una obra para los niños, sino más
bien una Obra de los niños y con los niños.
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La
idea de fundar en la Iglesia un organismo de esta naturaleza nació más de 170
años atrás, cuando un obispo francés, Mons. Charles de Forbin-Janson, viendo
que tantos niños morían sin el bautismo en China, y no pudiendo ir
personalmente a ayudarlos, decidió fundar una Obra que se dedicase a la
evangelización de los niños gracias a la ayuda y colaboración de los mismos
niños. Esta colaboración, que se puede sintetizar en el lema “Los niños ayudan
a los niños”, consiste simplemente en la oración y en la ayuda material.
Desde entonces, la Infancia
Misionera se ha extendido por todo el mundo. Son más de 115 los países en donde
esta Obra está activa. Y son millones los niños que actualmente ayudan a otros
niños en dificultad.