Las malas lenguas cuentan que la mujer de Alfred Nobel le fue infiel con un matemático, y que por esa razón decidió ignorar a esa disciplina en sus famosos premios. Es una razón más que entendible para dejar sin galardón a los cerebritos de las mates, pero nunca se llegó a confirmar.
La clave suele estar en lo más simple, y dejando a un lado temas amorosos, lo más lógico es que a Nobel no le interesaran nada las matemáticas, y esto sí que está comprobado. Nobel fue ingeniero químico, inventó la dinamita, fabricó armas y también tuvo una faceta de empresario, lo que le llevó a amasar una gran fortuna gracias a sus muchas patentes (registró 350). Los únicos números que le importaron en su vida fueron los del dinero.
Para seguir la lectura: http://m.muyinteresante.es