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las lecturas de la Eucaristía del día de hoy, fiesta de
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Santa María del Mar.
El discipulado aparece en el Nuevo Testamento como respuesta a la llamada de Cristo: «sígueme». Este seguimiento constituye una fórmula resumen del cristianismo, un catecismo breve del discípulo. Eso explica que en la comunidad pospascual el seguimiento de Jesús se convirtiera en la expresión absoluta de la existencia cristiana. Al reconocer a Cristo resucitado como Hijo de Dios y Señor, la Iglesia apostólica entendió sus palabras sobre el seguimiento como principios básicos del evangelio con alcance para todos. Y así las transmitieron los evangelistas.
Por eso se ve hoy el seguimiento de Cristo como el centro de la vida cristiana, entendida como discipulado, con los matices propios de cada vocación en la Iglesia, dentro de la común vocación cristiana a la santidad. En conexión con este seguimiento de Cristo, el apóstol Pablo entiende toda la vida del cristiano como un sacrificio ofrecido a Dios: «Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a presentar vuestros cuerpos como hostia viva, santa, agradable a Dios; este es vuestro culto razonable. Y no os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto».
Frase del día
Oriéntanos, Señor, por el camino que lleva a la vida y que nos asegura la felicidad de no perder la vida, sino de ganarla en el encuentro contigo.
Foto: www.flickr.com
Texto: www.sanpablo.es
