Contribuye a
enturbiar la situación el deseo de aprovechar este difícil período para aprobar
apresuradamente la nueva Ley de Educación, o para crear confusión por la
evidente contradicción entre la eliminación de la Educación Especial, prevista
en el Proyecto de dicha Ley, y los desmentidos posteriores sobre esas
intenciones.
Comprendemos y
respetamos las medidas sanitarias que se tomen en cada momento, incluyendo que
los alumnos no vuelvan a las aulas hasta septiembre. Aceptamos el desgaste que
está suponiendo para los docentes haber cambiado en tiempo récord la forma de
enseñar y las graves consecuencias que puede tener esta situación en los
propios centros. Lamentamos las pérdidas de empleo que esto ha podido suponer
en el ámbito de los servicios que ya no se están prestando, como el transporte
escolar, el comedor o las extraescolares. Apoyamos a los alumnos y a sus
familias por las situaciones complicadas que muchos están viviendo, por salud,
problemas económicos y sociales.
Sin embargo,
lo que no podemos aceptar es el empeño del Gobierno en anunciar medidas en
grandes titulares que no concretan su desarrollo y que solo añaden
incertidumbre. El último anuncio del Gobierno sobre la famosa “desescalada” por
fases ha terminado con la paciencia de muchos. De hecho, estamos recibiendo
multitud de llamadas de centros que nos piden orientaciones para concretar los
términos en los que van a desarrollar las medidas que afectan a educación.
Pero, aunque estamos intentando hacer algunas aclaraciones, resulta imposible.
Son muchas las dudas que preocupan a un sector ya cansado por un esfuerzo tan
sostenido. Si es voluntario que algunos niveles vuelvan al colegio en junio,
¿es voluntario que el colegio abra?; si el profesor tiene que atender a los
alumnos que vayan a clase presencial, ¿cómo atenderá la teledocencia?; si hay
desdobles para que se reduzca el número de alumnos por clase, ¿con qué
profesores se podrán atender?; ¿qué sucederá con los alumnos de 6 a 13 años si
ambos progenitores tienen que acudir a trabajar presencialmente?; ¿los centros
tienen obligación de ofrecer clases de refuerzo en Primaria o ESO?; ¿cómo se
garantizará la distancia de seguridad entre niños de 0 a 6 años? Respecto a
esto último, resulta curioso que ahora se atribuya este carácter asistencial a
la Educación Infantil cuando desde los partidos en el Gobierno y organizaciones
afines siempre se defiende, por razones ideológicas, que se trata de una etapa
estrictamente educativa.
La comunidad
educativa, que engloba a alumnos, familias, docentes, personal de
administración y servicios, equipos directivos y titulares de centros
educativos, está llegando al límite de su paciencia. Medidas ambiguas
anunciadas en ruedas de prensa que luego se modifican, órdenes ministeriales contrarias
a la legalidad vigente e intenciones ocultas en la aprobación acelerada de
algunas leyes, parecen acercarnos más que a la llamada “nueva normalidad”, a
una nueva forma de entender la democracia.
Centros de Educación Especial
A toda esta falta de certezas sumamos ahora la preocupación por el futuro de
los centros de Educación Especial. Para que la sociedad sea inclusiva no es
obligatorio que todos los niños asistan a aulas ordinarias. Escuelas Católicas
trabaja para que las personas con necesidades especiales derivadas de la
discapacidad reciban una educación de calidad que les permita una inclusión
real en la sociedad. Y considera que los centros específicos son en muchos
casos los que mejor pueden conseguirlo porque adecuan las condiciones educativas
a sus necesidades.
La escuela hoy
requiere de apertura inteligente y flexible para dar respuesta a todos y cada
uno de los alumnos, pero ello no implica tratar a todos igual, sino tratar a
cada uno como necesita, respetando siempre el derecho de elección de los padres
para educar a sus hijos, ya sea en colegios ordinarios o en centros
específicos, porque requieren una educación más individualizada, con personal
especializado, espacios adaptados, ritmos concretos de aprendizaje, etc.
Mientras se
concretan las órdenes ministeriales o las normas de las consejerías de
Educación, seguiremos poniendo todo nuestro esfuerzo en acompañar a nuestros
alumnos en este complicado período, pero exigimos al Gobierno la claridad que
merecen y necesitan los españoles.
Fuente: EECC