· Son los primeros responsables de la calidad de los procesos pedagógicos, de su formación permanente, de educar desde el aprendizaje de competencias para la formación personal y social, y de una pastoral centrada explícitamente en la competencia espiritual.
· Su influencia en la acción educativa es de gran importancia, lo mismo que su profesionalidad, competencia y testimonio personal como condicionantes de la eficacia de este Carácter Propio.
· Su función mediadora es de acogida, de comprensión, de acompañamiento y organización de la vida del aula.
· Su labor de equipo le mantiene unido tanto a los padres como a los demás educadores.
· Su coherencia es la mayor garantía de los valores y de la formación que desea transmitir.
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