Jonathan Bergmann era un tranquilo profesor de Química que impartía la lección al estilo tradicional en su instituto de toda la vida en Colorado (EEUU). La monotonía de la pizarra y del libro de texto no le impidió darse cuenta de que sus alumnos se aburrían y se ausentaban cada vez más. En 2007, él y su colega Aaron Sams empezaron a grabar las clases y a publicarlas luego en internet para que los estudiantes que faltaban al colegio pudieran verlas desde casa. El invento tuvo éxito y de ahí surgió el flipped classroom o aula invertida, un nuevo método de aprendizaje que ha puesto las clases del revés.
Sigue la lectura en:
Fuente: El Mundo