San Viator fue lector de la Iglesia de Lyon y discípulo y compañero del Obispo Justo. Vivió a finales del siglo IV y murió hacia el año 390. Es imposible establecer la fecha de su nacimiento.
Lo poco que se conoce de la vida de San Viator está íntimamente ligado a la vida de su Obispo, quien nació en Vivarais y llegó a ser diácono de la iglesia de Viena del Delfinado. Poco después del 343, Justo fue elegido para suceder al Obispo Verissimus como obispo de Lyon. Un biógrafo contemporáneo nos lo presenta como un hombre apacible y bondadoso. Dos cartas dirigidas a él por San Ambrosio sugieren que era un hombre respetado por su ciencia. En el 374 el Obispo Justo asistió a un concilio regional en Valencia. En el año 381 acudió al concilio de Aquilea como uno de los dos representantes de los obispos de las Galias.
Poco después de su regreso del concilio de Aquilea, el Obispo Justo confió a Viator su intención de abandonar la sede de Lyon con el fin de entregarse a la vida ascética como en el desierto de Escete en Egipto. Parece que esta decisión fue motivada por diversos factores su carácter, ya que era un hombre bondadoso, estudioso y contemplativo; su edad, ya que había sido obispo durante muchos años y según parece pasaba de los sesenta; y por un nefasto suceso que había ocurrido en Lyon poco tiempo atrás.
Un loco irrumpió en la plaza del mercado de la ciudad, blandiendo una espada e hiriendo y matando a varios ciudadanos. A continuación se refugió en la Catedral y reclam6 el derecho de asilo del santuario. Una muchedumbre alborotada se congregó en torno a la iglesia, ubicada entonces en el actual emplazamiento de la iglesia de San Nicecio. Intervino el Obispo Justo. Mantuvo a raya al populacho, pero al fin, cediendo a la presión de su violencia, accedió a entregar al hombre en manos de los magistrados para que fuera sometido a juicio legal. Una vez hecho esto, el populacho lo arrebató de manos de los guardias y lo maté en el mismo sitio. El obispo se imaginó que no había tomado las medidas oportunas para proteger al asesino y, por tanto, se consideraba mancillado con la sangre del desgraciado, e indigno de continuar al frente de la comunidad cristiana en la celebración de los misterios pascuales, y en consecuencia debía entregarse a la vida de penitencia por el resto de sus días.
Según parece, antes de finalizar el 381, el Obispo Justo salió secretamente de Lyon para Marsella, donde embarcaría para Alejandría en Egipto. Viator, conocedor de sus intenciones, decidió seguir a su obispo y maestro. Se incorporé a su obispo en Marsella y juntos embarcaron para Egipto.
Una vez en Egipto, pidieron el ingreso en la comunidad de monjes en el desierto de Escete, a unos 60 u 80 kms. al sur de Alejandría, al otro lado de las montañas de Nitria, en el desierto libio. Por aquel tiempo, el superior o abad de esta comunidad era San Macario de Egipto. discípulo de uno de los fundadores del monaquismo en Egipto, San Antonio. Macario tenía gran reputación por su elevada santidad y austero ascetismo. La mayoría de los monjes vivían en celdas, unas escavadas en la tierra, otras construidas de piedras, fuera de] alcance de la vista unas de otras. Se reunían solamente los sábados y domingos para la celebración litúrgica. Se sustentaban del trabajo de sus manos, conformándose con una comida escasa y pobre. El ayuno, la oración, el silencio y las vigilias nocturnas caracterizaban sus vidas.
Parece que el Obispo Justo y su lector Viator no revelaron su identidad a la comunidad a la que se incorporaron en Egipto. Sin embargo, por causa del azar, algunos años después de su llegada, un peregrino de Lyon los reconoció y los instó a regresar con él. Según parece, a su vuelta a Lyon, el peregrino dió cuenta de ésto a la iglesia local, ya que poco después, un sacerdote de Lyon, Antioco, que más tarde seria obispo de Lyon, fue enviado con el propósito de persuadir a los dos varones para que regresaran a Lyon. Sus esfuerzos fracasaron.
Según la tradición, el Obispo Justo falleció poco después de la visita de Antioco, probablemente hacia el año 390, y San Viator murió al poco tiempo. La causa de estas muertes es desconocida. Quizás en el caso del Obispo Justo, fue debido simplemente a su avanzada edad. San Viator, tal vez no pudo resistir el dolor por la ausencia de su obispo y amigo, los rigores de la vida del desierto, o pudo ser víctima de alguna de esas enfermedades, que periódicamente alcanzaban proporciones epidémicas en las comunidades monásticas. Una de estas epidemias acabó prácticamente con la comunidad monástica de San Pacomio en el 349 en la Tebaida.
Tan pronto como llegó a Lyon la noticia de su muerte, se hicieron las diligencias oportunas para traer los cuerpos de los dos santos varones a Lyon. Entonces la vida monástica era venerada como una forma de martirio, y los restos mortales de los santos monjes eran venerados tanto como los de los mártires. Los restos mortales de Justo y Viator fueron traídos a Lyon poco antes de terminar el siglo, probablemente en el 399. Según una tradición bien fundada, los cuerpos de los santos llegaron a la ciudad el 4 de agosto – Fueron colocados en la catedral, o quizás en la nueva iglesia de los Macabeos, fuera de los muros de la ciudad. El 2 de septiembre fueron trasladados solemnemente a la iglesia de los Macabeos, a cuyo titulo se añadió el nombre de San Justo.
El culto de San Justo y su lector Viator se impuso pronto al de sus más famosos predecesores, San Potonio, obispo y mártir, fundador de la Iglesia de Lyon y San Ireneo, doctor de la Iglesia y mártir, segundo obispo de Lyon. Hacia el siglo Y se celebraban las vidas de estos varones en cuatro días distintos.